domingo, 21 de noviembre de 2010

Día de la Soberanía

En la mañana del 20 de noviembre de 1845 pudieron divisarse claramente las siluetas de cientos de barcos. El puerto de Buenos Aires fue bloqueado nuevamente, esta vez por las dos flotas más poderosas del mundo, la francesa y la inglesa, históricas enemigas que debutaban como aliadas, como no podía ser de otra manera, en estas tierras.
La precaria defensa argentina estaba armada según el ingenio criollo. Tres enormes cadenas atravesaban el imponente Paraná de costa a costa, sostenidas en 24 barquitos, diez de ellos cargados de explosivos. Detrás de todo el dispositivo, esperaba heroicamente a la flota más poderosa del mundo una goleta nacional.
Aquella mañana, el general Lucio N. Mansilla, cuñado de Rosas y padre del genial escritor Lucio Víctor, arengó a las tropas: “¡Vedlos, camaradas, allí los tenéis! Considerad el tamaño del insulto que vienen haciendo a la soberanía de nuestra Patria, al navegar las aguas de un río que corre por el territorio de nuestra República, sin más título que la fuerza con que se creen poderosos. ¡Pero se engañan esos miserables, aquí no lo serán! Tremole el pabellón azul y blanco y muramos todos antes que verlo bajar de donde flamea.”
Mientras las fanfarrias todavía tocaban las estrofas del Himno, desde las barrancas del Paraná, nuestras baterías abrieron fuego sobre el enemigo. La lucha, claramente desigual, duró varias horas hasta que por la tarde la flota franco inglesa desembarcó y se apoderó de las baterías. La escuadra invasora pudo cortar las cadenas y continuar su viaje hacia el norte. En la acción de la Vuelta de Obligado murieron 250 argentinos y medio centenar de invasores europeos.
Pero tres años más tarde, los bloqueadores se ven obligados a firmar la Convención Arana-Southern, que se selló el 24 de noviembre de 1849. El gobierno inglés se obligaba a “evacuar la isla de Martín García”. Por el artículo 4º, el gobierno de su Majestad reconocía “ser la navegación del Río Paraná una navegación interior de la Confederación Argentina y sujeta solamente a sus leyes y reglamentos, lo mismo que la del Río Uruguay en común con el Estado Oriental”. Hoy, la defensa de la soberanía pasa por profundizar el modelo industrial productivo inclusivo, libre de ataduras a las recetas, y los modelos de los llamados generosamente “organismos multilaterales de crédito”, que lo son en realidad de la usura, el atraso y la regresión en políticas sociales, fiscales y salariales.
Por Felipe Pigna
Historiador

No hay comentarios:

Publicar un comentario